República de Colombia
Corte Constitucional
Presidencia
Oficina de Comunicaciones
Boletín
de noticias 7 de junio de 2012
EL
TIEMPO
CONSTITUCIÓN
Y RELIGIÓN: LAS DOS MIRADAS DEL BESO GAY EN PÚBLICO
Personero de Cali y
jesuita analizan las expresiones públicas de afecto entre homosexuales.
'La Constitución no
se aplica por pedazos'
Lo ocurrido hace unos
días con una pareja de lesbianas que fue discriminada en el TransMilenio, en
Bogotá, me recuerda un caso similar.
Sucedió en Cali hace
un año y medio ya. Dos jóvenes homosexuales me buscaron cuando yo era Defensor
del Pueblo en el Valle y me contaron que los habían "echado" del
centro comercial Cosmocentro porque se estaban abrazando cariñosamente sin llegar,
por supuesto, a ningún límite de obscenidad o irrespeto.
Les creí el cuento
porque conozco a los muchachos, que son profesionales, serios, y no un par de
quinceañeros y primerizos enamorados que le quieren contar a medio mundo que
cayeron en las mieles del amor.
Al escucharlos,
claramente concluí que estábamos frente a un acto de discriminación por razones
de orientación sexual, que no será el primero ni el último que suceda en este
país, donde las parejas heterosexuales sí pueden "amarse"
públicamente, pero las homosexuales no.
De manera que, con el
ánimo de dejar un precedente claro y contundente y simplemente por hacer
cumplir un mandato que está claramente reseñado en la Constitución, decidimos
entutelar al centro comercial donde sucedió el 'bochornoso' hecho.
Yo ya sabía que eso
no iba a ser fácil. No estamos en San Francisco, Barcelona o Estocolmo, donde
ver a dos 'manes' agarrados de la mano o manifestando sus cariños no es ningún
pecado. Allí, jamás serán víctimas de odios homofóbicos.
Claramente, no fue
fácil. La tutela fue rechazada dos veces por dos juzgados penales de Cali. A
nuestros jueces se les olvidaron algunos artículos de la Constitución del 91.
Pero insistí,
convencido de que se vulneraron los derechos fundamentales a la igualdad, a la
libre orientación sexual y a la intimidad y porque, señores, ya no vivimos en
la 'era de la Prehistoria' y superamos varias décadas de opresión.
Hoy, un año y seis
meses después, la Corte Constitucional me da la razón: que el tema debe ser
visible y que debe entenderse que la gente homosexual no tiene por qué ocultar
sus manifestaciones de afecto, pues tienen los mismos derechos que las parejas
heterosexuales; por lo tanto, no pueden ser excluidas de espacios públicos.
Y no solo eso. La
Corte, además de acoger en su sentencia toda la tutela, insiste en que es
necesario que el grupo de vigilantes y empleados de dicho centro se capacite en
temas de derechos humanos y no discriminación.
Pero, como insisto, a
esta pelea le falta más tiempo. Veo con total decepción, nuevamente, que un
miembro de la Policía Nacional le haya solicitado a una pareja de mujeres en el
TransMilenio, de Bogotá, que no manifestaran su amor, pues eso no era
permitido. ¿Qué tal?
Así que otra vez yo,
sin pelos en la lengua, le mandé una carta al general de la Policía, Óscar
Naranjo, quien ha sido el gran promotor de esta entidad para entender los
derechos de la comunidad LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales),
para que socialice la sentencia, para que los miles de uniformados que hay en
este país entiendan que una pareja homosexual puede tener actos afectivos en
espacios públicos, en su justa y clara medida, obviamente, y que no es
exclusivo de las parejas heterosexuales.
Ojo, no estoy
hablando de que hagamos un show triple X en la calle o de que pongamos un
parque del amor como Ámsterdam (no me lo imagino en Colombia), ni más
faltaba... Estoy hablando de permitir con límites; pero, eso sí, nunca de
prohibir derechos constitucionales, que es algo diferente.
No me vengan ahora
con que la Constitución se aplica por pedazos. El constituyente colombiano
eligió que en nuestro país hubiera igualdad completa en derechos entre
heterosexuales y homosexuales. Así que es completa o no es, ¿o un homosexual
solo puede expresar su amor en privado?
Es más, al general le
dije que desde Cali estoy dispuesto a ayudar a socializar la sentencia, a hacer
jornadas pedagógicas, a hablar hasta el cansancio, a imprimir miles de volantes
con un resumen y repartirlos en la calle. En fin...
Y con esto no quiero
convertirme en el líder de la comunidad LGTB en Colombia. Aquí están surgiendo
iniciativas importantes en el tema de la homofobia: la Corte apoya mi tutela,
veo campañas fuertes y directas como la de la Alcaldía de Bogotá, donde una
pareja homosexual es llevada al mismo plano de una heterosexual; veo a ONG
trabajando... Aquí lo que estoy haciendo es defendiendo unos derechos plasmados
en un libro llamado Constitución.
Ah, y evitando
situaciones aberrantes, como en la que, por esos odios, fueron asesinadas más
de 20 mujeres transexuales en mi ciudad. Vergonzonso. Así que no es solo
permitir besos, es ser generadores de espacios de igualdad.
Andrés Santamaría
La
visión personal de un sacerdote
El que un policía
haya bajado del TransMilenio a una pareja lesbiana porque se besaba en la boca
nos plantea unas preguntas: ¿El ejercicio de la sexualidad es un tabú
pecaminoso que hay que evitar? ¿La homosexualidad es una enfermedad aberrante
que debe ser combatida en todo lugar? ¿La Policía debe controlar nuestros
comportamientos eróticos? Mi respuesta es no. Las ciencias médicas y de la
psiquis verifican la importancia de la práctica placentera y libre de nuestro
talante sexual, la cual también constituye un derecho humano fundamental (cfr.
Declaración Universal de los Derechos Humanos personales y sociales de 1948,
ONU, nos. 2 y 16). Los protocolos de la psiquiatría niegan desde hace varias
décadas que la homosexualidad sea una enfermedad o aberración. Para estos, se
trata de un estado legítimo y válido en el que se halla un grupo de personas.
¡No todos los humanos
son cristianos y ellos cuentan con todo nuestro respeto, ni más faltaba! Para
quienes buscamos vivir a Jesús, el Señor ha creado y dado la sexualidad para
nuestra gran plenitud, gozo y placer. Las lesbianas y homosexuales son hijas e
hijos predilectos de Dios, ya que Él prefiere a todos los excluidos, ya sean
homofílicos, pobres, mujeres, niños, ancianos o enfermos, entre otros. Juan
Pablo II, Benedicto XVI y el catecismo de la Iglesia católica insisten en la
filiación divina de quienes sienten atracción sexual por su mismo género,
enfatizando en que son sujetos de una radical dignidad e igualdad, y en que por
ningún motivo deben ser discriminados.
Las dinámicas
eróticas, como toda conducta personal y social, pasan por la ética. Verificamos
actitudes y comportamientos sexuales humanos que nos plenifican e inhumanos que
debemos evitar. Entre estos últimos se encuentran el abuso sexual de menores, el
engaño y la traición, la violación, el acoso y el machismo. Todo criterio de
moralidad en una sociedad civil, laica y no confesional como la nuestra, lo
construimos entre las mujeres y hombres en la constitución del consenso mínimo
ético y legal, el cual es un acaecer muy rico y complejo, mucho más allá de una
vulgar suma de votos.
Una práctica libre,
placentera y creativa del erotismo sin ningún tabú conlleva la asunción del
pudor. Esto lo señalan las más amplias y rigurosas investigaciones de la
medicina, la sexología y las ciencias de la psiquis, (cfr. Masters y Johnson,
Robert Kolodny, Helen Singer Kaplan y Andrés Flores, entre otros).
Yo no hago públicos
los detalles íntimos de mis relaciones con mamá, papá, pareja o hijos. La
privacidad protege la gran complejidad de la profundidad y riqueza insondables
de nuestros hondos amores, cuya publicidad necesariamente los trastoca ya que
esta no los vive, y por ende no puede avocarlos de manera pertinente. Asimismo,
con nuestro erotismo, del cual forma parte inseparable el afecto. Las
mencionadas investigaciones también concluyen las tres dimensiones
fundamentales e irrenunciables de la sexualidad humana: la corporal, la
emocional y la espiritual o de sentido.
Respecto de la
urgencia del acaecer simultáneo de estas tres dimensiones, Benedicto XVI, en su
encíclica Dios es amor, (2005, www.vatican.va), argumenta con lucidez sobre
esta integralidad.
Plantea cómo el cenit
de la relación de pareja lo constituye la convergencia continua de lo erótico
(amor carnal) y el ágape (la gratuidad recíproca de este amor). Por esto mismo,
para Ratzinger el amor divino y humano es eros y ágape en igual proporción, ya
que todo lo auténticamente humano es cristiano, al tenor del Concilio Vaticano
II. Obviamente, el amor carnal tiene variadas connotaciones, según el tipo de
relaciones interpersonales que se establecen.
Para evitar
discusiones estériles y malinterpretaciones tendenciosas de ciertas personas y
grupos, como ya me ha sucedido, subrayo que la validez y legitimidad del acto
sexual dentro de la homofilia es objeto de debate. Los especialistas
investigadores ya citados tienen argumentos sólidos para afirmar la eticidad y
necesidad de tal acto. El magisterio oficial católico no acepta la moralidad de
estas relaciones sexuales. Por supuesto, yo hago propia esta postura. Ahora
bien, la catolicidad, junto con su magisterio y teología, debemos ponderar y
escuchar con gran atención los aportes de la ciencia al respecto y en todo campo.
Esto lo piden el
Concilio Vaticano II, Juan Pablo II, Benedicto XVI y el reciente documento La
teología hoy: perspectivas, retos y principios, de la Comisión Teológica
Internacional, perteneciente a la Santa Sede.
Suplico al lector que
lea con gran cuidado la integridad de este texto e interprete cada una de sus
afirmaciones en su conjunto. El aislar frases de su contexto, las convierte en
aseveraciones absurdas e inaceptables. Haga el ejercicio con el Evangelio
mismo.
Carlos Novoa S. J.
¿Cómo
explicarles a los niños y a los mayores?
¿Cómo
explicarles a los niños que una pareja gay puede darse un beso en público?
Con los niños es más
fácil, siempre que desde pequeños se les explique que hay varios tipos de
orientaciones sexuales, y que hay que ser tolerantes y respetuosos ante la de
cada quien. Hay que enseñarles que todos tenemos los mismos derechos y debe-
res, independientemente de la orientación sexual, y que hay que convivir en la
diversidad.
¿Las
personas mayores son menos flexibles?
A ellos les enseñaron
que la única opción de pareja es la de un hombre y una mujer, y por eso tienden
a ser intolerantes frente a esta situación. Hay que hacer un trabajo de
sensibilización, planteándoles situaciones hipotéticas, como decirles que
alguien muy querido podría ser homosexual, pero que eso no va a cambiar sus
sentimientos ni su relación con él. Que lo que la persona haga en su intimidad
es privado y no afecta en nada a los demás. Por supuesto, una persona
homofóbica nunca va a cambiar de parecer.
María Claudia Abello
No hay comentarios:
Publicar un comentario